Las historias andan sueltas, esperando a que alguien las descubra y las cuente

Escribo para contar pero sobre todo para contarme. La escritura es una ventana de la que me cuelgo para entender, si eso es posible, el mundo. Uno que evidencia que detrás de cada paisaje, de cada lugar, de cada persona, hay una historia que desvela la inmortalidad de la complejidad en la naturaleza humana.
Los dos hemos aprendido a fingir demasiado bien. Yo, con mi silencio tácito, cuando lo observo incursionar en un nuevo y desesperado empeño por escapar del tedio que tantas veces le provoca la Sigue leyendo
Una cadena de incoherencias, atinó a decir cuando se resolvió a mirar. La nieve comenzaba a conquistar el escalón que daba acceso a la casa y amenazaba con desaparecer el bien de Sigue leyendo
Va a ser necesario un milagro para conquistarlo. Nadie que haya cruzado el telón de fondo de este escenario y haya descubierto las telas de araña en algunos rincones, y el polvo cimentado sobre Sigue leyendo
La orfandad de prudencia fue la culpable. O cuanto menos fue el primer síntoma. Dejarte entrar así. Sin medir tus intenciones ni examinar tus referencias. Aunque para qué, como tantas otras tampoco habría Sigue leyendo
Comenzó a urdir la sentencia cuando le hincó el diente al cuscurro. El arqueo frustrado que se instalaba en aquella ceja derecha antes de empezar a hablar le anticipaba el rumbo que iban a Sigue leyendo